Bar Cares

Pequeño y discreto local, donde conseguir una reserva es una prueba de fé. Menos mal que ibamos con enchufe. A primera vista el dueño puede parece algo malencarado, pero al cabo de un rato tanto él como la camarera, que es la hija son muy amables.

Las raciones son abundantes, y la materia prima de primera calidad. Además según nos comenta el comensal que nos enseña este bar, los platos siempre tienen el mismo punto. Francamente es todo un descubrimiento para comer muy buen pulpo, zamburiñas. De postre le pedimos que nos prepare un pequeño surtido de lo que más salga y nos aparece con un platado tremendo.

Repetiremos…