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Oviedo - Grado
Salimos de Oviedo y rodamos por la N-634 hasta Trubia donde nos desviamos a la izquierda hasta llegar al cruce que indica Sama de Grado.
Esta carretera es bastante rápida y divertida, pero hay que ir con cabeza.
Grado - Las Cruces
Ya en Grado nos desviamos de nuevo a la izquierda por la AS-311 dirección Yermes y Tameza, pero sólo llegaremos hasta San Pedro. Aquí tomamos el desvío por la GR-4 dirección Restiello.
Esta carretera esta también muy bien de perfil, es una pasada si está seca pues es muy sombría y deja disfrutar un paisaje muy bonito y agradecido en verano cuando el sol aprieta.
De la que vamos subiendo hacemos una pequeña parada en un pueblito llamado La Peña, donde hacemos alguna foto a este rincón fabuloso que encontramos.
Las Cruces - Corias
Seguimos a nuestro destino y llegamos, en la parte alta de esta zona, al pueblo de Las Cruces, famoso por su panadería que sirve pan a buena parte de la zona centro de Asturias. Aunque yo aún no he coincidido que pase y esté abierta, que le vamos a hacer !!!
Una vez dejamos las Cruces llegamos a la bifurcación con el camino que viene de la «Ruta de la Escanda» donde comenzamos a descender en dirección Belmonte.
Esta bajada sí que hay que hacerla con cuidado, pues la carretera está más rota y es más estrecha. Las vistas son increíbles, pudiendo ver el corredor de Belmonte.
Corias - Valle del Lago
Abajo del todo llegamos a Corias y a la AS-227, carretera que sube hasta el puerto de Somiedo, y que será la que nos acercará a nuestro destino de hoy.
Al llegar a La Pola de Somiedo, abandonamos la AS-227 para buscar el desvío hacia El Parque Natural de Somiedo, subimos de nuevo y llegamos al Valle del Lago.
Este pueblito ha ido creciendo poco a poco debido al turismo y que actualmente cuenta con una gran oferta de rutas a caballo, a pie, alojamiento etc…
A mencionar
Hoy tuve la suerte de conocer a Naciu, el propietario del Hotel Somiedo un rincón donde poder desconectar unos días y relajarte o disfrutar de la oferta que tienen estos parajes.
Allí en una terraza que tenía pudimos sacar nuestro armamento culinario y disfrutamos de un agradable almuerzo.
Más tarde nuestro anfitrión, nos hizo un café de pota que mientras veíamos fotos antiguas y máquinas con historia nos supo gloria, mientras con sus prismáticos y su telescopio buscábamos por las montañas de enfrente los osos que andan por ellas.
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