Contenido
Inicio de la ruta
Ya con todo listo, nos ponemos en marcha, pero sabiendo que tendremos que ir parando cada poco para ir sellando nuestro pasaporte en los distintos pueblos que haya indicados en el mismo.
Primero paramos en Sao Bras de Alportel, es domingo y como comprobaremos los puestos de Información turística de estos pueblos pequeños, no suelen estar abiertos, pero un lugareño muy majo, nos comenta que podemos ir a sellar a Puesto de Bomberos Voluntarios.
La verdad que desde los incendios de hace unos años, en casi todos los pueblos un poco grandes, hay un puesto de bomberos, donde pasaremos a sellar nuestros pasaportes. La gente en general siempre se desvive para ayudarnos, y es un placer ver cómo hacen por entenderte.
No me cansaré de recomendar cualquier parte de Portugal, en todas ellas nos han hecho sentir como en casa.
Tramos increíble de curvas, pero la alegría dura poco.
Cuando estamos sellando en el parque de bomberos, coincidimos con un sevillano que estaba terminando la misma ruta. Nos comenta que cada pocos años, la repite, en esta ocasión iba con su hijo, y nos da algunos consejillos que siempre vienen bien.
Sobre todo que la disfrutemos y que tengamos cuidado con los R que van un poco en plan circuito, pero sobre todo, disfrutad de la ruta.
Este primer tramo nos encontramos con una carretera muy virada, y cada vez con menos tráfico, por lo que el disfrute va increscento. Llegamos a un mirador y hacemos una pequeña parada para sacar unas fotos y cambiar las primeras impresiones.
Ya un poco más adelante empezamos a encontrarnos con rectas infinitas y es que en esta parte del sur, es lo que más abunda, zonas de secano, bastante abiertas y con poca montaña, un pequeño peaje que hay que soportar. Llegamos a nuestra segunda para de hoy en Almodovar, ya vamos directos al parque de bomberos. Aprovechamos para tomar un refresco y cargar de agua fresca la cantimplora que llevabamos.
Entre recta y recta, encontramos donde comer
Seguimos ruteando, y aunque ahora es un poco rollo, ya que esta parte es casi todo rectas, el tiempo está aguantando sin subir mucho la temperatura, rondamos los 29º 30º, pero al ser seco, se hace llevadero.
Siguiente parada en Castro Verde, seguimos yendo directos al parque de bomberos. En esta ocasión cuando fui a que me sellaran, no encontré a nadie por la estación, así que me acerqué al bar que estaba justo al lado, donde al entrar vi a buena parte de la plantilla de bomberos allí comiendo, no quise molestarlos así que pregunté al camarero que allí había si sabía donde podría sellar el pasaporte. El paisano me dice «vente conmigo» y me llevó de nuevo a la estación, pero a un despacho que yo no había mirado y allí estaban dos chicos muy amables que me sellaron los tres pasaportes con una sonrisa.
Así que cuando volví a donde me esperaban los compañeros, les dije que me parecía un buen sitio para hacer la comida de hoy, y así hicimos. Entramos dentro, que estaba más agradable y nos atendió María, una señora encantadora, que nos surtió de todo cuanto queríamos.
Un par de paradas más y nos tomamos otro descanso
Tras el super café, volvemos a montar la moto y seguir nuestro camino, hacemos un par de sellados más y llegamos a Ferrerira do Alentejo, donde nos vamos a tomar un refrigerio bien merecido.
Encontramos una terraza en un parque y mientras voy al servicio, a la vuelta me encuentro una sorpresa en forma de bebida refrescante, mojitooooo!!!!!
Aunque algunas paradas se nos hayan quedado en el camino
Continuamos ruta con apremio, pues no queremos llegar muy tarde, hoy juega la final España contra Inglaterra y hay que buscar donde verlo.
Así que por despiste o por prisas, se nos pasa alguna parada de sellado, pero da igual, para la siguiente vez.
Al fin llegamos a Évora, nuestro destino de hoy y donde disfrutaremos de un partido trepidante, con el ánimo de todos los lusos de la zona, ya que todos iban con nosotros.
Tras la ducha pertinente, subimos hasta la plaza de Giraldo y mientras Andrés y yo damos un paseo por el pueblo para conocer un poco la zona, nuestro compañero Alí se queda en una terraza guardándonos el sitio para más tarde ver el partido en primera fila.
Subimos poco a poco a la parte más alta del pueblo y disfrutamos de sus ruinas del templo romano así como de sus arquitecturas eclesiásticas como su catedral e iglesias. También pasamos por una calle llena de locales gastronómicos, pero aquí los horarios no son como en España, así que decidimos cenar donde nos esperaba Alí, para ver el partido mientras comíamos. Y así celebrarlo por todo lo alto.